Inner Child / Crystal Herbs / 15 ml.
La paciencia es una virtud que todos necesitamos adquirir o desarrollar. En este mundo acelerado en el que vivimos, a menudo sentimos que no tenemos tiempo para hacer lo que nos gustaría y podemos sentirnos presionados por los demás para aprovechar al máximo cada día.
En realidad, hemos olvidado que el tiempo no existe realmente y que es obra del hombre, una invención que nos ha esclavizado. Aprender a vivir según los ritmos naturales de la Madre Tierra es una forma de contribuir al desarrollo de una naturaleza atemporal.
La impaciencia provoca ira o irritabilidad, nerviosismo y reduce el flujo de energía vital a través de la estructura energética. Elegir trabajar con estos patrones nos ayuda a recuperar el verdadero significado del tiempo. Como ocurre con la mayoría de los patrones del Niño Interior, pueden acentuarse con la edad y solo entonces, a través de las dificultades que nos creamos, empezamos a reconocer la causa y a trabajar con ella.
Reconocer nuestra impaciencia es un paso importante hacia el cambio. Esperar en una cola, en un atasco o a un amigo que llega tarde puede ponernos muy nerviosos y enojados; lo mismo ocurre con ver a alguien que parece muy lento y quiere encargarse de su trabajo para terminarlo más rápido. Comer demasiado rápido, conducir demasiado rápido y querer que todo esté listo al instante son señales de que hemos perdido nuestra quietud natural e inherente.
A medida que nos volvemos más pacientes, todos los niveles de nuestro ser se relajan y nuestro ritmo de vida parece ralentizarse. Dedicar tiempo a la meditación cada día ayuda a que nuestra mente deje de acelerarse y a desarrollar más nuestra naturaleza espiritual. La Esencia de la Quietud ayuda a desarrollar más paciencia con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
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